La Pagoda de Tran Quoc se encuentra en una esquina del Lago Ho Tay o Lago Occidental. Su primera ubicación fue a orillas del río Rojo pero, en el siglo XVII, se trasladó al Lago Ho Tay. El río Rojo amenazaba con devorarla lentamente. La pagoda se encuentra a las afueras de la maravillosa Hanoi. Una ciudad con más de 10 lagos que está atravesada por el río Rojo. Tal y como reza el cartel de la entrada, su nombre, Tran Quoc, significa «Defensa de la Patria». La Pagoda de Tran Quoc es una de las pagodas más bellas de Hanoi. Es muy alta. Mide 15 metros y tiene 11 plantas (una por cada uno de los estados budistas que existen).
Nuestra guía en Hanoi nos dijo que nos iba a llevar a un sitio bonito y no muy turístico. Según nos contó, había aprendido castellano en Cuba (cuando Vietnam y Cuba estaban hermanadas por el comunismo). Utilizaba los adjetivos como dardos precisos. Y nos llevó a la Pagoda de Tran Quoc.
Y era cierto. El lugar era precioso y los únicos turistas eramos nosotros. Había poca gente. Todos locales, vietnamitas.
Las vistas de Hanoi desde la pagoda son impagables. La urbe se divisa en la lejanía, hundida en la distancia, como si fuera un espejismo extraño.
Cuando fuimos era la estación de las lluvias o de los monzones. El cielo estaba pintado de un gris espeso, acorralado, plomizo.
Su aspecto actual apenas ha variado desde su última reparación en 1815.
En 1989 fue nombrada monumento de interés nacional, haciendo así un reconocimiento a su valía milenaria.
En nuestros días la pagoda es un símbolo para el budismo vietnamita. Además, es la pagoda más antigua de Hanoi (lo cual ya es mucho decir).
Tran Quoc se empezó a construir en el año 541 de nuestra era y se finalizó en el año 545. Las fechas están bien datadas.
En aquellos tiempos reinaba el emperador Ly Nam De.
En los edificios anexos, las paredes están decoradas con dibujos de Buda.
En la década de los 50, el primer ministro indio, Razendia Prasat, en su visita a Vietnam, ofreció a la pagoda un árbol bhodi. Al parecer, dicho árbol derivaba del árbol bhodi original en el que Buda alcanzó la iluminación.
Al salir de la pagoda, la gente habitaba las calles. Charlaban, comían, leían periódicos arrugados. Miraras donde miraras había una motocicleta. Si pedías permiso para hacer una fotografía no se molestaban. Sólo sonreían.
En pocas ciudades me he sentido tan cómodo como en Hanoi. Era la primera vez que la visitaba pero me sentí, desde el primer momento, «como en casa».
Aunque suena a tópico, realmente estos sitios que se salen del mapa son las joyas que hacen disfrutar un viaje de verdad. Sobretodo cuando ves a la gente en su salsa y eres tú realmente el «único» turista. Qué pasada de pagoda!
Estoy de acuerdo Lidia. A mi me encanta ir a los sitios llenos de gente de la zona, en los que yo soy el único o de los pocos viajero. Es como cuando vas a una ciudad que no conoces y consigues dar con un restaurante donde comen «los de allí». Y, por otra parte, sí, la pagoda es una maravilla. Si vas a Hanoi te recomiendo la visita. Gracias por tus comentarios y un abrazo fuerte.
ERES UN CRACK JAVI! ME ENCANTAN TUS RECOMENDACIONES
Muchas gracias Vero. Tú sí que eres una crack.
Es muy buena la información histórica, soy estudiante de arquitectura y tenía que consultar acerca de esta pagoda, pero no se encuentran datos de como fue construida, es decir de qué materiales en específico está hecha (si existe madera pues de qué especia de árbol es… etc), cual fue el sistema constructivo empleado, que diferencia existe en las pagodas de Vietnam con respecto a las de China o de otros países de Asia. Si tal vez cuentas con esa información estaría muy agradecida. 🙂
Hola Carolina, gracias por tu comentario. Me temo que no te puedo ayudar. No recuerdo que nuestra guía en Hanoi nos diera información. Y si nos la dio, no lo recuerdo. A priori, juraría que no es muy difícil encontrar esos datos, pero, por lo que me dices, sí lo es. Sólo te puedo decir que suerte y que, una vez lo sepas, si quieres, me escribes y lo incluyo en el post. Un saludo,